El voto no separatista arrasa en Barcelona y su área
metropolitana. La suma de los votos de los partidos contrarios ha ganado en
todos los municipios de Barcelona y el área metropolitana. El cinturón rojo de Barcelona se ha convertido tras el 27 de septiembre en un cinturón rojigualda.
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Un vecino de Nou Barris solicita la autonomía para Barcelona |
El portavoz de la Plataforma per l'Autonomia de Barcelona, Jordi Formiguera,
ha declarado “que no se puede seguir negando que Barcelona y su área metropolitana
tienen una realidad sociocultural y económica distinta a la del resto de
Cataluña y por tanto votan distinto”, en este sentido afirma que la ciudadanía
barcelonesa reclama “un cambio en las estructuras administrativas” y ha
aprovechado para solicitar a Mariano Rajoy que se pronuncie sobre
la cuestión de la autonomía de Barcelona. La plataforma ha vuelto a reclamar al
Gobierno Central un cambio legislativo que permita a Barcelona y su área
metropolitana convertirse en la comunidad autónoma número 18, y aleje a
Barcelona del riesgo de una declaración de independencia por parte de la
Generalitat de Cataluña.
El partido que ha agrupado la mayoría del voto autonomista es Ciudadanos, que ha ganado mucho peso en el área metropolitana
de Barcelona, quedando en primer lugar en grandes nucleos de población como
L'Hospitalet de Llobregat, Sant Boi, Esplugues, Castelldefels, Gavà, El Prat,
Ripollet y Rubí. También ha quedado en segundo lugar por ejemplo en Cornellà,
Sant Feliu de Llobregat, Montcada i Reixach o Santa Coloma de Gramenet.
Se ha remitido a los medios un comunicado exigiendo
que acabe la discriminación electoral que sufren los ciudadanos de Barcelona y
su área metropolitana frente a los votantes de la Cataluña profunda. Mientras
que para conseguir un escaño en Barcelona se necesitan 46.141 votos, en Gerona solo
se necesitan 28,844 y en Lérida bastan 20,036, es decir que el voto de un
leridano vale 2,3 veces más que el de un barcelonés. Esta fragrante
discriminación es todavía más irritante cuando ese voto se utiliza para
reclamar una independencia que va contra los intereses de la sociedad
barcelonesa vinculada profundamente con el resto de España por lazos familiares,
económicos y culturales.
La candidatura de Junts Pel Sí solo ha
necesitado el 40% de los votos para conseguir el 46% de los escaños, mientras
que los más de 100.000 votantes no separatistas de Unió han quedado fuera del parlamento.
Cataluña es la única comunidad autónoma española que no tiene una ley electoral
propia, por lo que paradójicamente utiliza en su defecto la ley electoral española.
Para que los barceloneses no sean ciudadanos de segunda Barcelona necesita una ley electoral justa y eso solo se conseguirá cuando tenga su propia autonomía. La Generalitat ha tenido 40 años de democracia para hacerla y no se ha conseguido por el bloqueo de los partidos separatistas catalanes, que son los principales beneficiados de que se infravalore el voto de los grandes núcleos de población y son quienes aprovechan la situación para expoliar a los barceloneses.
Para que los barceloneses no sean ciudadanos de segunda Barcelona necesita una ley electoral justa y eso solo se conseguirá cuando tenga su propia autonomía. La Generalitat ha tenido 40 años de democracia para hacerla y no se ha conseguido por el bloqueo de los partidos separatistas catalanes, que son los principales beneficiados de que se infravalore el voto de los grandes núcleos de población y son quienes aprovechan la situación para expoliar a los barceloneses.
Un ejemplo: los 75.405 votos no separatistas que consiguió Unió en la provincia de
Barcelona de haberse reunido en Lérida hubieran valido 4 escaños, pero se han quedado en nada por la
discriminación electoral que Cataluña infringe a Barcelona.
El voto separatista en el conjunto de Tabarnia no ha
llegado al 28%, demostrando que se ha abierto una brecha en Cataluña no solo
desde el punto de vista lingüístico, familiar, económico y social, sino también en el
geográfico.
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